miércoles, 26 de febrero de 2014

Queens Of The Stone Age: ha llegado el Apocalipsis

Queens Of The Stone Age, la banda de rock californiana liderada por Josh Homme, publicó en 2013 un nuevo y esperado disco, Like Clockwork, tras seis años de espera. El sonido del nuevo álbum ha sorprendido a muchos, ya que han suavizado su tono stoner y metal, buscando nuevas experiencias melódicas. QOTSA es una de las pocas bandas de rock que siguen acumulando puñados de canciones potentes a la vez que bellas, si bien aquí encontramos baladas, algo novedoso para ellos. Parece ser que antes de grabar el dísco, Josh Homme tuvo complicaciones tras una operación y flirteó con la muerte. La intensidad y la belleza destructiva van de la mano en Like Clockwork. Pero lo que me ha sorprendido realmente, es el trabajo y la factura de los videoclips, firmados por los artistas Boneface y Liam Brazier. Si uno visualiza todos los vídeos, comprobará que hay un mundo narrativo y visual común, un mundo postapocalíptico y salvaje. Aconsejo verlos todos. Yo cuelgo dos de ellos: "My God Is The Sun" y "Kalopsia".


lunes, 17 de febrero de 2014

Kerouac y la generación beat


A finales del pasado mes de enero, publiqué en la revista Culturamas una reseña del libro Kerouac y la generación beat de Jean-François Duval. Este es el texto:

Kerouac y la generación beat, de Jean-François Duval (Anagrama, 2013).

Jean-François Duval, periodista y escritor suizo, lleva varias décadas dedicándose a investigar sobre la generación beat, por lo que la publicación de Kerouac y la generación beat viene a desarrollar algunas ideas sobre el autor de Los subterráneos y su relación con dicho movimiento. El libro se divide en distintas secciones que son a su vez fecundas entrevistas a Allen Ginsberg (poeta, autor de Aullido e icono de la contracultura norteamericana), Carolyn Cassady (mujer de Neal Cassady y autora de Off the Road, sus memorias sobre Neal, Allen y Jack -de reciente publicación en España-), Joyce Johnson (ex novia de Jack Kerouac y escritora, autora de Personajes secundarios), Timothy Leary (escritor, psicólogo e investigador sobre el LSD), Anne Waldman (poeta, editora y fundadora de la Jack Kerouac School of Disembodied Poetics de Colorado) y y Ken Kesey (escritor, autor de Alguien voló sobre el nido del cuco, y gurú de los Merry Pranksters, un grupo de aventureros que viajaron por EEUU a bordo de un autobús psicodélico iniciando a la gente en el LSD en los años 60).

Duval se centra principalmente en las figuras de Jack Kerouac, Neal Cassady y Allen Ginsberg, y trata de manera tangencial a William S. Burroughs, John Clellon Holmes (autor de Go, para muchos, la primera novela beat), Gregory Corso, Anne Waldman, Joyce Johnson, Diane Di Prima, Lawrence Ferlinguetti o Gary Snyder, por lo que el libro no es un estudio completo de la generación, sino más bien un mosaico configurado por numerosos testimonios que hablan de la vida de Neal Cassady y Jack Kerouac y más concretamente sobre sus destinos trágicos y la degradación que sufrieron ambos a partir de la publicación y éxito de En el camino, sugiriendo la pregunta inevitable: ¿Kerouac y Cassady fueron víctimas del éxito literario de Sal Paradise y Dean Moriarty?

En todo caso, el volumen supone una guía para entender este movimiento, así como amplía información sobre la gestación del grupo, la relación entre los autores mencionados, y algunas líneas temáticas que los unen. En un momento dado, Ginsberg cuestiona si el la generación beat existió, y más adelante el propio Duval afirma: “La característica principal del 'movimiento beat', si existiera, sería su sorprendente disparidad”. Y eso cierto. Tanto en poesía, como en narrativa, la heterogeneidad es grande, si bien hay varios puntos en común que permiten trazar un itinerario: desde el interés por el budismo (sobre todo relacionado en autores como Ginsberg y Kerouac) a la experimentación con las drogas (marihuana, LSD), pasando por la apertura sexual, la crítica al mundo editorial mercantilista, el antibelicismo, la innovación con el lenguaje o la espontaneidad como un intento de captar un momento único. Tal vez, la idea que sintetice todos estos aspectos sea la que señala la poeta Anne Waldman, quien afirma que lo que caracteriza a dicha generación es: “una verdadera búsqueda espiritual”.

Uno de los aciertos del volumen, es la presencia femenina, pues Duval cuenta con los testimonios de varias mujeres que conocieron de manera íntima a Kerouac, Ginsberg, Cassady, Corso y compañía, ampliando la mirada sobre estos escritores, pero también reclamando un papel más significativo para estas Penélopes en la sombra. Parece que cada vez hay más mujeres que tuvieron incidencia en una generación muy rompedora, que sin embargo, no supo (o no quiso) darle importancia a las mujeres. El libro sugiere que todavía no se ha hecho justicia, y prueba de ello es la reciente y constante aparición de distintas publicaciones de mujeres relacionadas con la generación beat. Ese debate queda abierto y me temo que sigue siendo muy actual.

También el libro apunta a si Kerouac es un autor suficientemente comprendido por sus lectores, pues su compromiso con la literatura a veces parece ajeno a su figura como héroe literario. Muchas veces la fama y la dimensión social que adquirió su nombre supera a la importancia como escritor renovador.

Para muchos entrevistados, el alcance de Kerouac o Ginsberg supuso una nueva mirada sobre América, una crítica al modo de vida conservador de los años precedentes: “Con ella [la obra de Kerouac], transformó Norteamérica, cambió su percepción del continente, aunque muchos lo ignoren”, dice Ken Kesey. Una manera de romper con los prejuicios y los clichés. Para ello, Kerouac y Cassady se echan a la calle a recorrer América a buscar experiencias, a sentirse libres. Recordemos lo que decía Milan Kundera en El arte de la novela, señalando la ruptura de la novela europea con la capacidad de buscar experiencias, donde los personajes “se encuentran en un tiempo en el que no hay principio ni fin, en un espacio que no conoce fronteras” y que ya con Balzac y Flaubert “ese horizonte lejano ha desaparecido como un paisaje”. Creo que parte del encanto de En el camino es precisamente esa vuelta a los orígenes de la novela europea, esa herencia de búsqueda de libertad y los espacios abiertos.

Cabe destacar la introducción que realiza Duval, aclarando el contexto en el que se se publica On the Road, y relacionándolo con los diferentes momentos socio-culturales de los años 40, 50 y 60, así como la posterior influencia, tanto en la cultura hippie, como en músicos de la talla de Bob Dylan, The Beatles, Patti Smith o Kurt Cobain. Asimismo, se agradece el abundante material fotográfico, completado con un glosario de autores relacionados con el movimiento beat (desde el propio Kerouac, pasando por su hija Jan, Charles Bukowski o el escritor y periodista Hunter S. Thompson; en total, casi cuarenta personas), una bibliografía extensa sobre literatura beat y hasta una cronología de hechos y fechas que van desde 1914 (nacimiento de William S. Burroughs) hasta 2012, estreno de la película On the Road, dirigida por Walter Salles.

A estas alturas, nadie puede dudar de la repercusión que ha tenido -y sigue teniendo- la generación beat. Por si acaso, este libro viene a corroborarlo.

(Reseña publicada originariamente en la revista Culturamas en enero de 2014).

lunes, 10 de febrero de 2014

Breaking Bad y David Lynch



El final del capítulo 11 de la cuarta temporada de Breaking Bad es una muestra efectiva y fascinante de la tensión y transformación psicológica que sufre Walt, protagonista de la serie. Walt (amenazado por Gus Fring) busca desesperadamente el dinero escondido en su sótano y comprueba que Skyler (su mujer) se lo ha entregado a Ted Beneke.

La escena, alterna y funde la risa con el llanto de Walt y la incomprensión de Skyler, en un plano picado realmente claustrofóbico que muestra la vulnerabilidad de Walt. En esa secuencia, el teléfono irrumpe como otro componente más de tensión, junto a una especie de bombeo de corazón entrecortado y una mezcla de ruidos extraños, a la vez que la cámara se va alejando del agujero en el que está metido Walt... Un estilo que recuerda al director de Twin Peaks. El extrañamiento lyncheano baña el final de de uno de los mejores capítulos de la serie. 

martes, 4 de febrero de 2014

Un escarabajo en Seattle: un poema


-Una vez vi a Sonic Youth en Seattle.

-¿Y qué pasó?

-Había mucha gente; fue en la calle, sobre un escenario que era como un escarabajo. No, más bien, la noche era un escarabajo verde, sí, de un verde metálico, y las guitarras corrían por mis venas azules. Se suponía que aquello era como ver una película sobre ti mismo, te ves al otro lado de la pantalla, pero sabes que no eres tú exactamente.

-¿Por qué no eras tú?

-Porque nunca eres tú. ¿No te ha pasado que a veces sueñas con algo y cuando lo vives, ese algo se parece a un recuerdo lejano, como si todo fuera más pequeño? Recuerdo que la gente era muy alta, y yo no veía bien el escenario. Yo veía un escarabajo asustado que no sabía que tenía miedo. ¿O acaso el escarabajo era yo?


(Carlos Huerga. Poema inédito).