jueves, 28 de noviembre de 2013

TRIPtico: un poema


TRIPtico


1. El hombre es un lobo para el hombre (Thomas Hobbes).


2. El lobo es un hombre para el lobo (Carlos Edmundo de Ory).


3. El hombre es un hombre para el hombre. (Carlos Huerga).

jueves, 21 de noviembre de 2013

Milan Kundera: La novela y los medios de comunicación



La novela (como toda la cultura) se encuentra cada vez más en manos de los medios de comunicación; estos, en tanto que agentes de la unificación de la historia planetaria, amplían y canalizan el proceso de producción; distribuyen en el mundo entero las mismas simplificaciones y clichés que pueden ser aceptados por la mayoría, por todos, por la humanidad entera.

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Basta con hojear los periódicos políticos norteamericanos o europeos, tanto los de la izquierda como los de la derecha, del Time al Spiegel todos tienen la misma visión de la vida que se refleja en el mismo orden según el cual se compone su sumario, en las mismas secciones, las mismas formas periodísticas, en el mismo vocabulario y el mismo estilo, en los mismos gustos artísticos y en la misma jerarquía de lo que consideran importante y lo que juzgan insignificante. Este espíritu común de los medios de comunicación disimulado tras su diversidad política, es el espíritu de nuestro tiempo. Este espíritu me parece contrario al espíritu de la novela.

(Milan Kundera, El arte de la novela, Tusquets, 1987. Traducción de Fernando de Valenzuela y María Victoria Villaverde).

jueves, 14 de noviembre de 2013

Eamon Mcgrath: corazón folk y sangre punk



Hace dos semanas, tuve la suerte de ver (y conocer) en directo a Eamon Mcgrath, un cantautor canadiense que me sorprendió por su fuerza así como por su sensibilidad. En directo, bastó con su sola presencia, acompañado, eso sí, de su guitarra acústica y de su harmónica, para crear una atmósfera íntima y llena de intensidad. Desde el folk hasta el postpunk, Eamon Mcgrath, de tan solo 23 años, tiene varios álbumes publicados: 13 Songs of Whiskey and Light (2009), Peace Maker (2010) y Young Canadians (2012), además de varios ep's. Asimismo, ha tocado junto a Julie Doiron y Daniel Johnston.

Parece ser que en primavera volverá a España. Habrá que estar atentos. Añado su web para quien quiera estar informado: http://eamonmcgrath.ca/


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jueves, 7 de noviembre de 2013

Antonia Gamoneda en la Casa del Lector


Los días 7 y 8 de noviembre la Casa del Lector de Madrid dedica un taller de traducción a Antonio Gamoneda, titulado “Antonio Gamoneda y sus traductores”, coordinado por el poeta y traductor Rafael-José Díaz. El viernes 8 a las 19:30h habrá una lectura pública del autor de Descripción de la mentira, en la que intervendrán, además del propio Gamoneda, Jean-Yves Bériou, Manfred Bös, João Moita, Khalid Raissouni y Bart Vonck.

Más información aquí.

martes, 5 de noviembre de 2013

Código desconocido, de Michael Haneke: la narración incómoda


El comienzo de Código desconocido podría ser un corto, pues lo que se cuenta es más que suficiente para comprender cómo funciona la sociedad. La acción transcurre en París: un chaval de unos 16 años arroja -con un gesto de desprecio- el envoltorio de un bollo a una mujer que mendiga sentada en una esquina, y un joven de unos 25 o 30 años se acerca corriendo al adolescente y le increpa ante lo que acaba de suceder. El chaval intenta resarcirse y se va, pero el joven (que es negro), insiste en que le pida perdón a la mujer. Como se monta un gran revuelo, aparece la policía y pide los papeles a cada individuo. Los agentes no parecen interesarse por lo que ha ocurrido, tan solo se limitan a exigir los papeles con ademán de superioridad, tanto a la mujer que mendiga (que después descubriremos que es rumana) como al joven negro (que después descubriremos que es de origen senegalés). Ambos son forzados a ir a la comisaría, mientras el chico blanco, francés, de “buena” familia, es olvidado por la policía.

Sin embargo, lo potente de este filme no es la historia, que también, sino más bien su narración. La violencia de Haneke se muestra de manera sutil por medio de distintos comportamientos humanos, pero también se construye desde el lenguaje, experimentando con un discurso irregular, fragmentado, abrupto. Y ese es el mayor interés de Código desconocido, por encima de la historia. Los planos secuencia son una constante en esta película; algunos de ellos son elegantes, además de efectivos, por lo que significan, por lo que sugieren. Estamos demasiado “entrenados” al plano-contraplano y no tanto a la profundidad de campo, a lo que el espacio puede denotar. Y algunos de esos planos secuencia resultan incómodos, nos hacen movernos en la butaca (o el sofá), plantearnos dudas. Llama la atención los cortes bruscos que en muchos casos parecen fallos, dejando al espectador molesto, desacostumbrado a este tipo de sintaxis (aparentemente) rota. De hecho, la violencia moral y ética de la que habla el filme de Haneke es no solo coherente con su discurso, sino que sirve el uno de espejo del otro.

La interrupción y la interferencia forman parte de la narración, así como la incorporación de otras formas  visuales (como la fotografía o el vídeo) y aquí su efecto es punzante, a la vez que sugerente. Evidentemente, Haneke quiere “remover” al espectador. Recordemos que ya Bertold Brecht proponía en sus obras un distanciamiento que propiciara la reflexión, la visión crítica. Ese extrañamiento conlleva una reacción frente a la catarsis. Y en Código desconocido el lenguaje constituye una realidad propia, una manera de narrar que es la clave de lo que se cuenta. En cine, hace ya varias décadas que Godard lo viene desarrollando.

Hay una escena hacia el final de la película en la que un chaval de origen magrebí acosa a Anne (encarnada por Juliette Binoche) en un vagón de metro y esta, sensiblemente molesta, se esfuerza por no mostrar su irritación, no tanto por miedo como por (in)comodidad. Esa (in)comodidad burguesa, blanca y europea, es la que denuncia el director austriaco en planos secuencia como este. Haneke sabe seguramente que el espectador medio no está acostumbrado a salirse del camino. Hay muchos ejemplos en Código desconocido acerca de la sintaxis alterada, del discurso fragmentado (que por momentos, puede resultar desigual sobre todo en la profundidad y desarrollo de la historia de Anne en detrimento de la historia de la mujer rumana) pero en todo caso la propuesta resulta fascinante, atrevida, mordaz. Decía Godard que: “Incluso cuando usted habla a una mujer de la que está enamorado, o ella le habla a usted, eso es ideología” (Jean-Luc Godard. Pensar entre imágenes, Intermedio, 2010). Y esta frase del pensador y cineasta franco-suizo es muy aplicable a esta escena, a muchas otras donde se dice mucho sin decir, se sugiere sin mostrarlo todo. En esto, Haneke es un poeta.



Comentario aparte es el “sentido” del filme. Creo que Código desconocido se comprende por escenas y desde las escenas, y eso ya es más que suficiente. El espectador medio está acostumbrado a intentar “comprender” y no tanto a “sentir” o “intuir”, cualidades que en mi opinión deberían explotarse más (véase, por ejemplo, el cine de Buñuel, Godard, Lynch, Jarmusch o el propio Haneke, además de gran parte del cine asiático). “Comprender” una película muchas veces es un código social, un comportamiento heredado por una tradición que en muchos casos es limitadora y sesgada. Pero el cine está lleno de códigos, y hay otros que pertenecen a lo desconocido, al subconsciente, a lo emocional, a lo sensible, partiendo desde lo eminentemente visual. Películas como esta no solo intentan ampliar horizontes dilapidando algunos códigos gastados, también proponen otros, abriendo vías nuevas. Código desconocido constituye por sí solo una “mirada” Haneke.

(Código desconocido [Code inconnu: Récit incomplet de divers voyages], dirigida por Michael Haneke, Francia, Alemania, Rumanía, 2000).