miércoles, 6 de junio de 2012

Tres poemas de Yaiza Martínez


Una enseñanza es lo estrecho

Escalones adentrándose en la piel
caliza, arrinconada férrea
cúprica
azufrada

Mirar las fisuras lingüísticas
resistiendo
el temor a la oscuridad

Un fuego que expira humo barre la mente y otorga
geometría

Al hacerse matriz
lo estrecho gotea hacia la nube
infinita

*

Caminaba sobre el vértice de la raspa
como una mujer negra
cansada a pesar de todo
arando con las uñas

el verano fue tan apretado como un ovillo:
sus cuerpos chapoteaban contra mí
mientras con mis huesos hacíamos la cabaña

sobre ella la sal
de sus vocecitas


antes del amanecer lloraban

*

Llevaba un jersey gris aquella tarde
Los niños corrieron hacia las puertas automáticas del
            supermercado

Le miré al interior de los ojos y no le vi dentro de sus ojos:
una maraña de ideas ocultaba su alma como un zarzal.

Acerqué la mano para acariciar lo que recordaba de él


en la cuna de paja
una huella caliente



(Yaiza Martínez, El hogar de los animales Ada, Devenir, 2007).

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