domingo, 28 de noviembre de 2010

Allen Ginsberg Sings Blues

La web del cineasta vanguardista Jonas Mekas (uno de los padres del cine underground neoyorkino así como del diario documental) es una verdadera filmoteca de Babel, un espacio alternativo que contiene infinidad de archivos fílmicos realizados por el creador de origen lituano. El diario es uno de los géneros que más ha cultivado, y así puede verse en su web, de donde procede esta pieza sobre Allen Ginsberg.

Jonas Mekas llegó a un acuerdo en 2006 con Apple para publicar 365 cortometrajes -un por cada día del año- para ser reproducidos en formato iPod, y actualmente, están disponibles en su página de internet (http://jonasmekasfilms.com), donde hay material audiovisual de distinta índole. La oportunidad de poder ver las piezas de uno de los grandes realizadores de documentales es algo impagable. Uno de los aspectos que definen los documentales de Mekas es intentar captar la realidad al modo como él lo está viendo y sintiendo. Creo que esta pieza lo consigue. Aquí os dejo esta pequeña maravilla.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

AMC 313 en La Tabacalera de Madrid


El grupo de improvisación poética y sonora AMC 313, compuesto por Óscar Curieses, Edith Alonso y Antony Maubert, actuará en La Tabacalera de Lavapiés el viernes 26 con la improvisación TRAINtoMACHADO.

El proyecto surge de la serie de sonidos creados por Edith Alonso y Antony Maubert sobre el poema "Esa es la voz que escuché: ponies que se agitan bajo los árboles en las montañas otoñales" de Óscar Curieses. La parte sonora y textual varía en cada actuación y constituye únicamente el punto de partida de la pieza.

Viernes 26 de noviembre a las 21h00.
La Tabacalera (C/ Embajadores 53, Madrid). Espacio Molino Rojo.

Más información:

miércoles, 17 de noviembre de 2010

99 ejercicios de estilo, de Matt Madden


99 ejercicios de estilo, de Matt Madden (Ed. Sins Entido, 2007).

Si el escritor francés Raymond Queneau escribió el famoso Ejercicios de estilo para llevar a cabo una experimentación sobre las diferentes variaciones a la hora de escribir literatura y sobre todo, ejemplificar cómo la literatura es un lenguaje rico que el escritor puede tallar y modelar a su gusto, el estadounidense Matt Madden, siguiendo el modelo de Queneau, realiza un experimento similar sobre el cómic, demostrando que este arte tiene enormes posibilidades plásticas y narrativas. Además, Madden aporta una mirada crítica y lúdica para confeccionar una Poética del Cómic. Ya antes Scott McCloud publicó Entender el cómic y La revolución de los cómics, dos libros imprescindibles para comprender mejor el noveno arte, así como Will Eisner con El cómic o el arte secuencial o el guionista y teórico franco-belga Benoît Peeters con otro libro indispensable, Lire la Bande Dessinée. Matt Madden amplía la visión del arte del cómic con un libro que está a la altura de aquellos otros, si bien 99 ejercicios de estilo contiene grandes dosis de humor, intertextualidad y originalidad. No es fácil sintetizar poéticas de cómic en viñetas, y Madden no solo lo logra, sino que lo borda.

Destaca la unión de estética y pensamiento, siempre bañado por un tamiz irónico que agiliza la lectura y el visionado de sus páginas, que casi parece velar la meditada reflexión que hay en cada una de ellas. En los diferentes ejercicios de estilo podemos apreciar una gran diversidad de recursos narrativos (fotonovela, tapices, caligramas, publicidad), así como infinidad de homenajes explícitos (desde los creadores clásicos del género, como Rodolphe Töppfer, George Herrimann o Winsor McCay, hasta los más actuales, como Art Spielgelman, Daniel Clowes o Chester Brown, e incluso críticos significativos como el propio Scott McCloud o Thierry Groensteen). Madden logra fundir recreaciones y divertimento, como en el capítulo “Ligne Claire”, rindiendo tributo a Pascal Hergé; en otros capítulos, como el denominado “Digital”, el humor se apodera de la página. Pero no todo son homenajes, pues Madden también juega con las maneras de contar el cómic desde estilos completamente adversos, como podemos apreciar en “En una viñeta” y su opuesto “En treinta viñetas” (es decir, la economía de recursos frente a la narración detallada y prolija), o en los distintos puntos de vista narrativos (“Subjetivo”, “Monólogo”, “Desde arriba”, etc). Los recursos de Madden (que son los del arte secuencial) son inagotables.

99 ejercicios de estilo teje una red llena de vasos comunicantes, reconociendo las distintas aportaciones de autores al noveno arte, pero también ampliando sus propuestas. Madden demuestra que el cómic posee un lenguaje propio y que lleva tiempo creando estilos diferentes. Desde hace aproximadamente 10 años, se viene diciendo que el cómic está pasando por una Edad de Oro, y este libro viene a reforzar esa idea. La única pega es que al final, puede parecer que queda un poso demasiado americanizado en la relectura del cómic que ejerce Madden, lo que puede comprenderse si nos atenemos a los últimos 40 años de cómic, donde la aportación del gigante americano (incluido Canadá) es enorme en tendencias y figuras, pero se echa de menos alguna referencia más al cómic franco-belga y europeo. En todo caso, el lector aficionado al cómic agradecerá estos homenajes, y disfrutará con la capacidad sintética y lúdica de Madden. Estamos ante un libro que será pronto un clásico del género.

(Reseña publicada originariamente en www.deriva.org y modificada ligeramente).

domingo, 14 de noviembre de 2010

Festival Yuxtaposiciones 2010

El pasado viernes 5 de noviembre asistí por primera vez al Festival Internacional de Poesía y Polipoesía Yuxtaposiciones en la Casa Encendida de Madrid, y pude ver cuatro actuaciones estimulantes. Poesía, spoken word, performance y mucha intensidad.

Eloy Fernández Porta realizó un montaje basado en el ensayo y las imágenes visuales, acompañado de música, ironía, poesía y crítica social. El alemán Dirk Huelstrunk, poeta y artista sonoro, demostró las posibilidades de la experimentación con la voz y los sonidos, aportando capas y texturas de sonidos y ruidos, donde podía leerse entre líneas la dificultad de la comunicación (no en vano, lo primero que dijo Huelstrunk al presentarse fue que Madrid era una ciudad muy ruidosa). El estadounidense Bryan Lewis Saunders fue un tornado que se llevó todo por delante. Apadrinado por Lydia Lunch, y calificado como un hijo bastardo de William S. Burroughs, su spoken word unía imágenes violentas y en muchos casos escatológicas con textos directos y críticos con la sociedad de consumo y la juventud. Pero el plato fuerte fue el postre. Linton Kwesi Johnson fue sobrio e impactante. Su dub poetry comenzaba a adoptar forma: la poesía cobraba ritmo, gracias a una voz que parecía suplir a un bajo y a una batería, sumado a la potencia de un discurso político en favor de los derechos de los afroamericanos. Cuando Johnson hubo terminado, la gente tardó unos segundos en reaccionar antes de aplaudir, el impacto del jamaicano fue grande.

Dejo algunas muestras.

Bryan Lewis Saunders

Linton Kwesi Johnson en el Festival Internacional de Poesía de Medellín.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Jaume Plensa



Esta noche he visto en La 2 (¿dónde si no?) un documental sobre el artista plástico Jaume Plensa, al que no conocía, y me ha parecido no solo revelador, sino un hombre honesto y de una humanidad inusitada. El documental se ha basado más en obras recientes donde se mezclan las artes plásticas, el lenguaje y la biología, como “Dream”, esa gran cabeza alargada de 20 metros de altura de una niña de 9 años clavada en el campo en la ciudad de St. Helens, cerca de Liverpool, y me ha sorprendido gratamente la reacción de la gente que fue a la inauguración, y cuando digo gente, me refiero a tres generaciones distintas, abuelos, padres y nietos; y todos resultaron muy emocionados y agradecidos con el artista... Es decir, el arte contemporáneo, que muchas veces es calificado como conceptual e incomprendido, aquí parece haber completado el acto de comunicación, pues ha llegado a emocionar y a conectar con el pueblo... También me han gustado mucho “Twins”, las esculturas de alabastro de dos personas pensantes, creadas con letras de 8 abecedarios distintos (griego, hindi, latín, etc), porque según Plensa, las culturas distintas unen y no separan, sirven de comunicación más que de incomprensión. Por cierto, en ambas piezas, la posibilidad del espectador de interactuar con ellas es trascendental. Me parecen esculturas tremendamente poéticas.









martes, 9 de noviembre de 2010

Houellebecq y sus ciclotimias


Hoy he leído una entrevista en El País a Michel Houellebecq (aquí) y me he quedado perplejo cuando ha reconocido que apenas conoce literatura española. Excepto Pérez Reverte y Vázquez Montalbán.

He de decir que soy un lector de Houellebecq, de toda su obra; considero Las partículas elementales y sobre todo La posibilidad de una isla dos novelas indispensables de la literatura de los últimos años. Sé que es un escritor provocador y contradictorio, que se ha metido en varios líos porque tiene una lengua larga y viperina. “Como muchos franceses, conozco a Borges y la cosa se queda más o menos ahí”, afirma el francés. Si esto es cierto, Houellebecq se jacta de no haber leído a Onetti, Rulfo, Cortázar, García Márquez, etc, lo que me parece difícil de creer. Puedo entender que a un francés de mediados de siglo XX no le preocupara no haber leído a Martín Santos o Ignacio Aldecoa, incluso a Miguel Delibes, pero dudo mucho que un escritor francés actual no conozca a Roberto Bolaño, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia, Fogwill o Sergio Pitol (incluso me atrevería a citar a otros escritores más jóvenes como Ray Loriga, Manuel Vilas o Fernández Mallo). Porque conozco algo el mercado francés y estos escritores están no solo traducidos y perfectamente publicados en Francia, sino muy bien considerados tanto por la crítica especializada (Le Magazine Littéraire, Le Matricule des Anges, Les Inrockuptibles) como por el público. De hecho, varias veces he leído artículos sobre el interés del mercado francés en la literatura hispánica actual, cada vez más presente en su prensa cultural. Si uno se dirige al FNAC de cualquier ciudad francesa observará que hay una sección dedicada a la literatura española e hispanoamericana contemporáneas. O sea, que el señor Houellebecq se ha tirado un farol. O a lo mejor no. Pero entonces, ¿por qué el autor de Plataforma esgrime una serie de justificaciones banales acerca de los prejuicios de una cultura imperialista que mira de reojo –o incluso no mira- a sus coetáneos más sometidos? ¿No podría tratarse de otra de sus despiadadas y a veces absurdas provocaciones? En algún momento de la entrevista, habla de ciclotimias (“Estado mental caracterizado por alternativas de exaltación”, según el María Moliner y “psicosis maníaco-depresiva”, según el DRAE). ¿Será una boutade? ¿O es que Houellebecq menosprecia la cultura hispánica? Para escribir hace falta tener altibajos, momentos de sobreestimación de uno”, arguye el autor de Extensión del campo de batalla. ¿No se tratará, en cambio, de otro escritor bourgeois que se cree el ombligo del mundo? ¿Podrá ser cierto que el señor Houellebecq no conozca más que la cultura institucional y dominante ("soy de cultura francesa, un poco más anglosajón, como todos, aunque conozco más literatura alemana y rusa que el autor promedio francés)" y sea un incompetente en literaturas periféricas y emergentes? Yo, a pesar de sus declaraciones contumaces y chauvinistas, y de su cultura imperialista, seguiré leyéndolo a través de sus novelas, porque me parece un escritor necesario, contradictorio, irreverente (como Borges, ese escritor que sí conoce "como muchos franceses"). Por cierto, Michel Houellebecq acaba de publicar la novela La Carte et le Territoire. En cuanto tenga tiempo, acudiré a la librería a por ella sin dudarlo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Notas de Jim Jarmusch I

Mi estética es minimalista. Hago películas sobre las pequeñas cosas que ocurren entre los seres humanos.

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En la mayoría de las películas, si un chico recibe una llamada de teléfono de su novia que le dice “ven a verme”, el siguiente plano que se insertará en la sala de montaje será el del chico llegando a la puerta de la casa de la novia. Sin embargo, yo estoy más interesado en lo que le ocurre de camino a casa que en las otras dos secuencias. ¿Qué vio el chico en el tren? ¿Qué comió? A mí me interesa lo que ocurre en el medio.

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En vez de buscar un argumento que quiero contar y luego añadir los detalles, yo acumulo detalles y entonces intento construir un argumento.

(Jim Jarmusch y el sueño de los justos, edición de Breixo Viejo, Ediciones JC, 2001).