sábado, 1 de mayo de 2010

Poemas de Óscar Curieses de su libro Dentro (Bartleby, 2010)






Abro el vientre de los pájaros para poder soñar, todo revolotea en derredor.

Mi oficio, por el que soy perseguido, me multiplica en todas partes. He visto las cruces y las hogueras durante los tiempos oscuros, y es ahora la ciencia, tu ciencia exacta, quien me condena a vagar como piedra de nieve entre el fuego destructor.

Te burlas de mi magia y no la entiendes, hombre máquina, ¿no ves cómo se extiende? Jamás se condenó al bufón blanco a las llamas, sólo por ello te permito la risa que me libra de tu luz:

Mi magia está hecha para el ciego.


*

I –Quien piensa una realidad separada de la ficción muestra su incompetencia para la vida; esa dicotomía resulta correlato de conflicto cuerpo-alma. ¿Es que acaso puede darse lo uno sin lo otro? La realidad y la ficción son cara y cruz de la misma moneda; se pagan simultáneamente, y se dan en comunicación. No son ni pueden ser escindidas. Cualquier percepción que excluya a la otra se hace incompleta.


BEl dispararme en la cabeza, ¿cómo?, si no sé dónde tengo la cabeza.


*


¿Qué hora es? Pregunta la nieve del lienzo. No sé responder. Me marcho. Cada mañana la nieve pregunta ¿qué hora es? Y el cuadro sigue vacío. Sin poder pintar el frío paseo hacia la muerte cada tarde; allí renacen las presencias y sus almas, preguntan en silencio por mí.

Estoy.

Y mi esposa espera en casa la noche en la mañana naciente del sol sangre. Y yo siempre me retraso porque jamás sé qué hora es la nieve y no quiero pintar sangre en el frío.

No me he vuelto loco, las horas nievan.


*


BRÜCKE

(I)

Hemos dejado atrás la orilla de la isla para adentrarnos en su origen, la mar más oscura. Crueldad, miedo y dolor han asesinado nuestra utopía y su fe. Todo ideal ha sido estrangulado bajo el mar y nuestra barca yace a la deriva en océanos de muerte. La guerra nos desnuda y nos fornica su cobardía bajo la piel.

A mí sólo me queda traicionar nuevamente a mi amada para ganar algo de tiempo a la inminencia de la muerte. Ella primero vendió su cuerpo por mi alma, y ahora venderá su alma por mi cuerpo a los soldados. Yo la traiciono sin remilgos: en la muerte ella se va pero se queda en mí.


(Óscar Curieses, Dentro, Ed. Bartleby, 2010).


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